miércoles, 14 de noviembre de 2012

Havalina en Concierto Mínimo


Hola voladoras,

El jueves pasado asistimos al concierto mínimo de Havalina que organizaron las chicas de Almma en The Wall Bar. Para nosotras, este fue un concierto más especial que los demás. No porque Havalina sea un grupo que nos guste mucho, que lo es. Ni porque el lugar sea muy especial, que lo es. Sino porque las Bragas Voladoras nacieron en el concierto de Havalina y Oh, Trikelians! que se celebró en la Paris 15 a principios de año. Algo tuvieron esas bandas que nos hizo pensar en qué fantástica idea sería crear un club de fans de alquiler que les tirasen bragas a los grupos que nos contratasen. Finalmente derivó en crónicas de conciertos, pero esa es otra historia.

La cosa es que allí nos plantamos, en The Wall Bar. La apertura de puertas era a las 22h, llegamos a las 21.45 para pillar buen sitio y buen vino. No nos dio por pensar que estamos en España, un sitio en el que la gente llega media hora más tarde a los conciertos excepto, como bien han dicho los modernícolas, si dan bebida y comida gratis, que por lo visto llegamos con una hora de antelación. Pero como las Almmas también son españolas y lo saben, contaban con una buena cantidad de vino.

Copita en mano y quesito en boca nos sentamos en el suelo de cristal. Como todos los mínimos, el concierto de Havalina no iba a ser sólo un acústico. Como bien dijo Manu, iba a ser un concierto diferente, en el que las luces, la cercanía del público, el aforo limitado y, of course, el vino, harían que fuese algo más que un acústico. Si no entiendes lo que queremos decir, es que no has ido nunca a un mínimo de Almma.

 

Desde el comienzo, los chicos de Havalina intentaron dar ese toque suave e íntimo al concierto, pero la verdad es que con las letras de sus canciones hubo ocasiones en las que no pudimos mantener la mirada tierna. Lo cierto es que Havalina nos lo ponen bastante fácil. Sentadas frente a ellos nos era imposible no acabar imaginando como serían los videoclips de esta gente si los hiciéramos nosotras, con frases como: “Siempre quise estar desnudo en tu habitación”, “déjame colarme esta noche en tu jaula”, “quiero desnudarte y devorarte una y otra vez”, “no puedo estar no queriendo desnudarte” y un largo etcétera de desnudos y placeres. Un videoclip de dos rombos, dadlo por hecho.

El concierto siguió entre canciones de amor y desamor que nos hicieron ir enamorándonos poco a poco de Manu. De sus deditos finos y de sus cejas poco pobladas. De su polito negro y de su cuerpo tan follable. Se convirtieron en macarras en acústico, cantaron dentro de guitarras, sacaron un buzuki griego y usaron botellas de agua como slides. Manu, nosotras te hubiésemos acompañado a la habitación a por el slide… pero hubiéramos tardado en volver.

Lo peor de la noche fue, de nuevo, algo muy typical spanish. Y es que parece que aunque hayan pagado 18€ hay gente que sigue pensando que un concierto es el mejor lugar para contarle al de al lado la receta del puchero de tu madre o que has cambiado de marca de papel higiénico. Desde aquí todo nuestro rechazo a estas personas y a los pucheros de todas las madres menos al de la nuestra.

Llega el final y aún con varios bises, el concierto se nos hace corto. Por suerte terminó con nuestro acertado lanzamiento de braga a los chicos de Havalina, que ya saben cómo se las gastan las Bragas Voladoras. Manu, Javi, Nacho… tenemos incluso mejor puntería en privado. Wink, wink.


Larga vida a las B.V.
 
*Podéis ver el resto de fotos en nuestro Facebook

PD: Si algún grupo nos quiere contratar como club de fans para sus conciertos, que se ponga en contacto con nosotras. Entre nuestros servicios incluimos: Llorar en la puerta del hotel donde se queden los componentes, chillar y patalear cuando salgan al escenario, enseñar pancartas de “fulanito queremos un hijo tuyo”, pedir que nos firmen el escote y, por supuesto, tirar bragas. Limpias o sucias, a elegir por el grupo.